Hace unos días vi un video que me conmovió, una mujer hablaba de que su hija le dijo gorda desde un lugar amoroso y esa palabra cobró otro sentido en su ser.
Ese testimonio me trajo miles de momentos junto a mi hija de 7 años, a quien desde muy chiquita le enseño a amarse a sí misma y a observar la diversidad corporal desde un lugar empático y respetuoso.
Emma se sumerge en mí, soy su almohada, “su squishy” como dice, le gusta apretar mis rollos y ama esta corporalidad de su mamá. Muchas veces me pregunta sobre mi cuerpo y sobre los otros y nuestras charlas siempre finalizan con el mismo concepto de que cada uno tiene su propia belleza, pero ella se encarga de manifestarme que ama tener una mamá gorda.
Y en esos instantes cuando ese amor tan genuino me abraza es cuando siento que lo sembrado a diario tiene sentido, que el amor siempre nos salva y que en los hijos, hijas e hijes siempre hay una posibilidad de construir un mundo más amoroso, con una mirada más sana sobre la diversidad corporal.
Hay días que me cuesta, pero en otros me fluye el amor hacia lo que soy, sin embargo, aún en aquellos momentos más negativos trato de mostrarle cuánto amo todo mi ser en cuerpo y alma. Así es que me paro frente al espejo y me hablo positivamente, tratando de que las fisuras que todos traemos sean impregnadas por la luz y la energía buena que tenemos, y que ella encuentre una mamá que desde su perfecta imperfección se ama, para que ella también mire y ame con naturalidad todo lo que es…
Me Amo, Te Amo, Gracias Hija por traer tanto a mi Vida…
Laura A. Pereyra - Yo la Más Gorda de Todas
Nota publicada el 10 de Febrero de 2023
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Aclaración de la autora: Los textos que aquí se encuentran son parte del pensamiento de una época de mi vida. Como todas las personas evolucionamos y no todo lo escrito en su momento es parte de mi pensar en la actualidad, sin embargo este blog muestra el crecimiento de mi persona y mi pensar respecto a la temática eje del blog.