De repente un d�a, como por sorpresa, apareci� una gorda en mi espejo, cada vez que miraba en �l, ella aparec�a sonriente, yo le sonre�a, no me gusta quedar mal con la gente, menos con desconocidos que me abren todos sus dientes con una bella sonrisa, as� que por respeto y consideraci�n reproduc�a la misma acci�n.
A veces le miraba los kilos de m�s que ten�a y me preguntaba si yo estar�a como ella, c�mo se sentir�a cargar con ese peso y si estaba c�moda con esa ropa un tanto ajustada�
La gorda que estaba en frente de m� me observaba con cierta cara de asombro, como curioseando qui�n era, a veces se tocaba la panza cuando yo lo hac�a, pero ella era mucho m�s gorda que yo, entonces me quedaba un poco m�s tranquila, no hay como la sensaci�n de comparaci�n en donde uno siente que sale beneficiada.
Con el tiempo nos fuimos haciendo amigas, de un modo especial, vest�amos lo mismo, hasta nuestras palabras verbalizadas se correspond�an, as� empec� a darme cuenta que yo era m�s parecida de lo que cre�a a la que estaba en el espejo�
Un buen d�a la reconoc�, despu�s de mirarla tanto, descubr� que, la que estaba del otro lado increp�ndome con sus ojos, era yo. La gorda que me mostraba el espejo y yo �ramos la misma. Me llev� un largo tiempo descubrir y aceptar la gorda que habita en mi ser y en mi cuerpo�
Asumir a la gorda, aprender a quererla, ense�ar a amarme y descubrir la propia belleza que habita en m�, con kilos incluidos, fue un verdadero desaf�o con el que trabajo diariamente y cuando mi yo completo, gorda incluida, estamos en paz con lo que somos, las luchas se pueden batallar con mayor alegr�a�
Laura A. Pereyra - Yo la M�s Gorda de Todas
Nota publicada el 15 de Diciembre de 2009
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