Hay d�as particulares, probablemente son cuando entramos en esa angustiosa dicotom�a de que cualquier decisi�n que tomemos, sentimos que es la incorrecta.
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Comer o no comer, hay d�as que queremos devorarnos todo, que no importan los esfuerzos realizados, estamos enceguecidos por un pedacito de dulce, por un trozo de chocolate o sentir el crujiente chasquido de las papas fritas tritur�ndose en nuestro boca.
Esos malditos d�as donde los atracones llegan, donde la ansiedad nos invade y podemos hacer un desayuno, almuerzo y cena en un plazo corto de tiempo, nada nos basta, necesitamos m�s y a�n as� todo es insuficiente.
Luego llega la triste sensaci�n de habernos traicionado, de habernos sometido a la tortura de excesivas calor�as, nos sentimos mal por no haber controlado ese deseo descontrolado, como si la fuerza de voluntad y la conciencia la perdi�ramos frente a los dulces y la comida.
D�as donde terminamos agotados, llenos, asqueados, donde nos preguntamos por qu� llegamos a esos extremos, sabemos que no es hambre, es esa fuerza de ansiedades que s�lo parecen calmarse frente a la comida y de tanta de la misma a�n nos sentimos vac�os, lejos de nuestro equilibrio, sintiendo que al no poder controlarnos, jam�s podremos tener tranquilidad en nuestras vidas.
Hay d�as de furia donde la comida cumple ese doble rol de amor y odio, y uno parece un t�tere que come y siente culpa, pero come y come porque no puede parar.
Laura A. Pereyra - Yo la M�s Gorda de Todas
Nota publicada el 30 de Junio de 2010
Foto de Michael Ochs Archives en Getty Images
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Aclaraci�n de la autora: Los textos que aqu� se encuentran son parte del pensamiento de una �poca de mi vida. Como todas las personas evolucionamos y no todo lo escrito en su momento es parte de mi pensar en la actualidad, sin embargo este blog muestra el crecimiento de mi persona y mi pensar respecto a la tem�tica eje del blog.