Muchos de los comentarios que uno recibe a trav�s de este espacio son valorando el poder aceptarse y quererse, como si en los gordos esto fuera dif�cil, llama la atenci�n plantear la belleza en la redondez y resaltar todos los aspectos positivos de nuestra apariencia�
Lo s�, no es normal, no es com�n escuchar eso, los gordos estamos acostumbrados a que los dem�s opinen de nosotros juzg�ndonos, la mirada de los de afuera por lo general es inquisidora y en los peores casos burlona al extremo de ser hirientes.
El gordo se acostumbra con el paso de los a�os a taparse y a ocultarse porque es su forma de sobrevivir, porque est� asqueado que hagan de su cuerpo el centro de atracci�n de las risas m�s macabras e imprudentes.
En este ocultamiento que se acrecienta con el tiempo, el gordo se vuelve una persona d�bil, en algunos casos le teme a los otros, se mueve en aquellos espacios donde ser� aceptado, no asiste a ciertos lugares y s�lo se siente seguro con personas que lo han aceptado como es, digo todo esto y hasta resulta extra�o el planteo, pero muchos gordos y gordas pasan por esta situaci�n, en donde se los lleva a la autodiscriminaci�n como forma de preservarse.
Muchos podr�n decir eso no es lo saludable, claro que no, tampoco estoy de acuerdo, cada ser humano tiene un lugar en esta sociedad y se debe poder mover libremente por ella sin miedo a ataques verbales, f�sicos, a maltratos psicol�gicos, sin embargo es una realidad que los gordos siempre estamos expuestos, siempre hay un imb�cil que tiene algo para decir de nuestra panza, de nuestros cachetes colorados, de nuestro exceso de grasa, de nuestra falta de rapidez, de cu�nto comemos y del asco que les provocamos�
C�mo se puede pretender tener calidad de vida, ser sencillamente feliz si los de afuera continuamente nos posicionan como objetos de burlas�
La respuesta es clara, todo depende de nosotros y por eso a diario nos acomodamos la mejor coraza y salimos a batallar, pero eso no significa que la injusticia no nos llegue, al contrario nos traspasa cada cent�metro del cuerpo, nos invade la mente y muchas veces hasta nos quiebra el alma, a pesar de todo seguimos, somos sencillamente seres humanos�, aunque muchos s�lo vean a un gordo�
Yo la m�s gorda de todas
Laura A. Pereyra - Yo la M�s Gorda de Todas
Nota publicada el 7 de enero de 2009 -
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