La gorda sale de paseo, come algo sabroso, est� rodeada de gente en un gran restaurante, una vez terminada la salida se dispone a marcharse, cuando de repente en su transitar pisa una madera y crack, media pierna queda insertada dentro de un deck de madera.
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Silencio espectral, las risas se contienen y absolutamente todas las miradas quedan posadas sobre la gorda que no s�lo tiene lastimada la pierna sino el orgullo hecho pedazos.
Y me pasa a m�, a la m�s gorda de todas, o sea el hecho le podr�a haber pasado a cualquiera, sin embargo cuando uno es gordo y sabe exactamente cu�l es el pensamiento ajeno, y ac� no me digan que uno se autodiscrimina, no seamos hip�critas, porque conociendo el com�n denominador de la gente la mayor�a se mordi� los labios y se aguant� la risa porque el pensamiento hizo la deducci�n b�sica, de gorda a la vista, madera rota por su peso.
La verdad es que levant� mi orgullo hecho trizas, acomod� mi dignidad entre mis kilos y sal� estoica a quejarme por el mal estado del lugar.
Sin embargo cuando suelen suceder estas cosas uno percibe que a nadie le importa mucho en realidad si se hizo da�o o no, queda la an�cdota, sencilla y bizarra, de una gorda muy gorda que qued� atrapada entre unas maderas que no soportaron su peso.
En fin�para los que se preocuparon, mi pierna est� mejor�
Laura A. Pereyra - Yo la M�s Gorda de Todas
Nota publicada el 31 de Octubre de 2009
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