Morir antes de morir

Silvina Luna sali� a la luz en un programa que la eligi� por linda, marc� la diferencia en un grupo hegem�nico de mujeres, cuyas diferencias variaban en el color de pelo o piel. Ella se atrevi� a comer con ganas, con ansiedad y con deseo ante las c�maras en tiempos donde engordar era mal visto, porque ante todo el mandato de la dieta, y ella romp�a con el deber del hambre, mostrando el conflicto de ser �gorda� en una dicotom�a de amor - odio porque le gustaba comer, pero las �consecuencias� de habitar otro cuerpo la torturaban. Nadie se quiere despojar del estatus de ser considerada linda - flaca.


Obviamente que no tard� en salir al mundo exterior y someterse a dietas estrictas para volver a tener la figura que luego le asegur� desfiles, teatros, m�s exposicion y el seguro de ser bella.

Tiempo despu�s los est�ndares sociales le exigir�an m�s y as� termin� someti�ndose a una cirug�a, en manos de un irresponsable, que la llev� al triste final que se desencaden�.

Pero a Silvina no la mat�, s�lo, la mala praxis, Silvina es una v�ctima m�s de una sociedad que se ama poco, que cree que el merecimiento radica en someterse a cirug�as y todo tipo de procedimientos para verse de acuerdo a un modelo hegem�nico que te dice que sos linda y esa cualidad en este mundo tiene la parad�jica categor�a de ser obesamente obsesiva.


La preocupaci�n de ser flacas, con tetas, con una cola parada, con labios rellenos, con narices respingadas, sin vello, con pelos sedosos y puedo seguir el listado,  es el trofeo de vida, se vive, se respira y se piensa en cumplir esos c�nones y esa tarea comienza en los primeros a�os de vida, cuesti�n de que el adoctrinamiento se sienta natural y a pesar de que el discurso de amor propio cope redes, todas y todos quieren ser vistos desde un plano f�sico como personas que gustan a los dem�s, que encajan, que pueden ser llamados �lindos�.

Hay tantas Silvinas, algunas tuvieron el mismo final, otras cargan a lo largo de sus vidas con el remordimiento de haberse masacrado, de haber extirpado sus cuerpos, de culparse porque tarde se dieron cuenta que eran mucho m�s felices con lo que tenian que con lo que obtuvieron luego de procedimientos.

Ahora todos hablan, levantan la voz y reclaman respeto por la diversidad corporal, sin embargo la trampa es cotidiana, hay que hacer un fuerte ejercicio mental para no caer en comentarios que van en contra de lo que creemos o lo que defendemos. Los mismos que se indignan con la muerte de Silvina son los que hacen referencia a los cuerpos ajenos con una liviandad que s�lo muestra lo que realmente piensan y sus propias inseguridades.

El tema de exigir que los cuerpos sean de determinada forma no es banalidad, es grave y preocupante, no hay frivolidad, hay una dictadura que destruye almas, vidas, que extirpa partes del cuerpo, que determina que sos insano simplemente por tener una corporalidad distinta, que prepondera a algunos y a otros los discrimina, y lo peor de todo es que hemos naturalizado tanto esto que no somos capaces de ver que Silvina y muchas Silvinas de este mundo llegan a morir, porque de algun modo hay una complicidad colectiva que asumimos consciente o inconscientemente, incluso las v�ctimas, de que hay que hacer todo por sentirnos �bien� y en ese camino de hacer todo para estar mejor, la muerte est� a una decisi�n de distancia.


Siempre fuiste perfecta Silvina, tu alma grande ya es libre de mandatos, que el Universo transforme tu dolor f�sico y �lmico en una buena siembra de consciencia... 


Laura A. Pereyra - Yo la M�s Gorda de Todas

Nota publicada el 1 de septiembre de 2023

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Aclaraci�n de la autora: Los textos que aqu� se encuentran son parte del pensamiento de una �poca de mi vida. Como todas las personas evolucionamos y no todo lo escrito en su momento es parte de mi pensar en la actualidad, sin embargo este blog muestra el crecimiento de mi persona y mi pensar respecto a la tem�tica eje del blog.