Sinceramente me asombra leer la gran cantidad de comentarios en los distintos post que todas las semanas intentan reflejar la situaci�n de las personas con obesidad y mi sorpresa var�a entre la preocupaci�n y la satisfacci�n.
Mi �ltima sensaci�n se refiere a leer con alegr�a c�mo muchas mujeres y hombres luchan contra la obesidad, acept�ndola como parte de sus vidas y de ese modo tratan de transformar y mejorar su propia perspectiva de la vida, pero lo que m�s rescato de estos seres humanos es que se aman con todo lo que son.
Sin embargo tambi�n est�n aquellos comentarios que hablan del sufrimiento, de vivir la obesidad como una tragedia, primero porque han perdido el amor por su propia persona y luego porque el entorno m�s cercano no ayuda de un modo positivo a enfrentar la enfermedad.
Lo que m�s tristeza me da es que muchos de quienes escriben, por sus manifestaciones y sus dichos no son personas gordas f�sicamente, est�n gordas de la cabeza, el espejo en donde se ven reflejados est� lleno de culpa, de palabras hirientes, de iron�a, de dolor, de un presente sin muestras reales de afecto.
Todo esto s�lo genera que quienes tienen, o no, esta problem�tica, pero que se consideran gordos, vivan deprimidos, caigan en el riesgo de las pastillas para bajar de peso, en las manos de inescrupulosos que prometen un descenso de peso r�pido y por supuesto son poco confiables o en su defecto entren en cuadros de anorexia o bulimia.
La verdad de estas palabras es que cada uno pueda ante todo reconocerse tal cual es, pueda descubrir sus problemas y tambi�n todos aquellos aspectos positivos de su persona y que con estas herramientas, con la sencilla necesidad de querer ver un cambio, consulten a las personas adecuadas y con esto me refiero a especialistas que puedan curar y cuidar sus cuerpos, su mentes y sus almas.
Laura A. Pereyra - Yo la M�s Gorda de Todas
Nota publicada el 6 de Mayo de 2009
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