Ropa para todas...

Ante todo una es mujer, luego gorda, bella, regordeta, narcisista, preciosa, rolliza y por ende amamos la ropa, como casi todas las mujeres de esta tierra, nos morimos por estar a la moda, nos encanta salir con una ropita nueva, se nos iluminan los ojos cuando vemos en una vidriera esa pollera que soñamos toda la vida…

Un cúmulo de endorfinas se movilizan cada vez que salimos a comprar con toda la alegría de vivir, hasta que llegamos a los negocios, allí comienza el detestable calvario de tener que escuchar a las vendedoras “no, acá no tenemos talles para vos”.

Escuchar lo anterior es lo mínimo, están aquellas vendedoras que no pasaron por la lección de jardín de infantes que te enseña acerca de los tamaños grandes y los chicos, por eso te muestran prendas de talles únicos y uno les pregunta “pero vos viste mi tamaño”, a lo que te responden, con mucho aire en sus cabezas, “es lo único que tenemos”, en esos instantes toda gorda de alma trata de contar hasta 100 antes de tirarse encima de esa mononeuronal para explicarle que uno requiere un talle proporcional a lo que uno es y que algo que sólo entre en un brazo es una burla para una.

Una continúa recorriendo negocios, tratando de tener una actitud positiva ante la vida y pensando que en este país hay leyes que determinan que debe haber todo tipo de talles para todo tipo de personas, por ello uno va en busca del talle perdido…, no desespereis casi nunca se encuentra, de 15 negocios dos o tres capaz que tengan ropa para gorditas y obviamente serán casas de talles especiales.


Aquí uno debe detenerse porque es fantástico que existan estos lugares donde hay ropa grande, el tema es que la mayoría de ropa que traen es la típica carpa de gorda, en donde una se mete dentro de algo amorfo, que no te marca nada, que no te permite mostrar tus propias curvas y encima es ropa con una tendencia a mujer mayor de 60 años, o sea si uno está lejos de esa etapa y no consigue nada o compra la carpa de gorda o recurre a la santa modista, porque demasiadas opciones no le quedan.

La realidad es que una quiere comprar en los mismos lugares que el resto de las mujeres, usar ropa que esté a la moda, con los colores de la temporada y dejar de meterse en el típico negro que si bien nos disimula y muchas veces nos salva, también nos ayuda a negar lo que somos…

Somos gordas y esa es nuestra realidad y hasta que nos descubramos que también nosotras somos bellas y queremos ponernos lo que todo el mundo desea, el resto no se enterará y por ende nunca habrá locales a la medida de nuestros tamaños, necesidades y sueños…

Hasta la próxima semana gordas bellas…

 

Yo la más gorda de todas…


Nota publicada el 30 de Noviembre de 2008


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