Mi querido Monstruo


No te lo dicen nunca, hasta que un día lo podés expresar en palabras, hasta que en un bendito momento podemos nombrarlo, llamarlo, decir acá está…

Y es que las mujeres nacemos con un monstruo, crece con nosotros, durante mucho tiempo está dormido, pero un buen día se despierta o lo despiertan y allí comienza un tiempo de revelaciones inesperadas. 

Hoy mi monstruo está tranquilo, hay épocas en las que no y en esos momentos la paso, literalmente, mal, la ansiedad brota en mis conductas, la angustia me abraza, los caminos parecen invisibilizarse y las alternativas desaparecen.

El monstruo me habita, deforma mi imagen, sobre todo no deja lugar para el amor autoconstruido, me anula la conciencia del sentir, hay una autómata que es un títere de mi monstruo y sufro mucho porque no puedo controlarlo.

Hoy que estoy en paz con él, lo abrazo, él está tan herido como yo, él reacciona porque es fruto de lealtades familiares y sociales que se legan desde el inconsciente y cuando no podés cumplir con esos malditos mandatos e imposiciones, allí despierta con toda su furia, con esa herida que brota dolor por no ser lo suficiente para el molde que han determinado que debemos ser…

Quisiera decirle a mi monstruo que no despierte más, pero en realidad lo que necesito es que cuando lo haga, porque sé que me acompañará hasta mi último aliento, pueda sentirse cómodo en esta dupla que somos, que no se llene de ira cuando escuche hablar mal del cuerpo que habita y que no se descontrole con hábitos que lo y nos hieren.

Hoy miro a mi monstruo con amor, la vida no debe ser una lucha, la vida debe ser un tránsito bonito de conexión y acá estamos…

Me amo, te amo, mi querido Monstruo…

Laura A. Pereyra - Yo la Más Gorda de Todas

Nota publicada el 26 de Enero de 2023

Foto: Dafne Acevedo Giménez

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