Lista para el verano

Es una época crucial para desterrar del guardarropa muchas de aquellas prendas a las cuales tememos, entre ellas, la maya o biquini. Pareciera que el “cuco” se apoderara de nuestros rostros cuando miramos esta ropa para la playa, río o piletas y nos da miedo y pánico pensar en dos cosas, primero si entraremos este año en las mismas y segundo si seremos capaces de usarlas.


Por qué tememos tanto a mostrar nuestros cuerpos, hay una fauna muy grande de personas allá afuera con miles de formas, colores, estaturas, sin embargo parece que el estigma de ser gordos nos impidiera la posibilidad de estar en un lugar al aire libre en nuestros trajes de baño.


Sentimos miedo básicamente de las miradas externas, ante todo porque nos falta amor para mirar nuestros cuerpos con su redondez, somos los primeros en criticarlo, en ocultarlo tras pareos o remerones, es más he visto muchas mujeres y hombres meterse a las piletas con ropa, shorts, camisetas y debajo los trajes de baño, sin embargo ni en el agua son capaces de fluir con tranquilidad y cargan con el peso de la ropa mojada y la culpa de los kilos.


Se teme el reflejo del otro, que seguramente proyectará lo que somos capaces de mostrar, básicamente inseguridad. Si no podemos calzarnos con alegría una ropa, y vamos por la vida con cero actitud, intentando ocultar lo que está a la vista, sólo generaremos el efecto contrario, por un lado ser más visto, y por el otro precisamente como creemos que estamos “absolutamente horribles”.


Si nos molestan los kilos hay que poner la energía y asumir con alegría un plan alimentario, pero mientras el lento proceso de bajar el exceso de grasa sucede, debemos disfrutar de todo, inclusive de lo que somos, del cuerpo que tenemos, de esa belleza innata que está en cada uno de nosotros y que es una cuestión de decisión y actitud sacarla hacia fuera y mostrarla.


Seguramente llamaremos la atención, porque es más común que las personas gordas se oculten, que salgan a brillar, pero este es el momento para ser, para vivir. Nadie sabe qué sucederá mañana y eso es lo mágico y maravilloso de transitar por esta tierra que cada día tenemos una oportunidad única de que nuestro ser se desarrolle, fluya y ante todo sea feliz, con lo que uno es e intentando transformar aquello que nos molesta.


Por eso a animarse a usar el traje de baño, hay que vivir con amor propio y mostrarle al mundo que uno es capaz de disfrutar de toda su humanidad, ya verán que esa actitud es percibida por el ojo de los otros y eso generará respeto y admiración, porque cuando uno se ama, la mirada se transforma, la de uno y la de los otros y la belleza brota de todos lados.

Laura A. Pereyra - Yo la Más Gorda de Todas

Nota publicada el 14 de diciembre de 2010

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Aclaración de la autora: Los textos que aquí se encuentran son parte del pensamiento de una época de mi vida. Como todas las personas evolucionamos y no todo lo escrito en su momento es parte de mi pensar en la actualidad, sin embargo este blog muestra el crecimiento de mi persona y mi pensar respecto a la temática eje del blog.