Las palabras que nos destruyen

En algún momento de la vida todos somos asediados con algún apodo muy poco feliz que nos destruye caprichosamente los días…

En el caso de las personas que somos gordas no hablamos de un apodo sino de una cantidad excesiva de formas distintas de llamarnos por lo que más se nos ve, o sea nuestro gran cuerpo, que pasa a ser en la vulgaridad de las palabras de los otros, absolutamente asediado y bastardeado.


Obviemos a todos los maravillosos seres humanos que usan el “gorda o gordo” con mucho cariño, poniendo en la impronta de su voz la dulzura y el amor necesario para que esa palabra esté condimentada con la sensación de que uno recibe un abrazo…

Sin embargo muchos suelen llamarnos gorda, gordo, elefante, grasa caminando, panadería rodante y tantos creativos nombres más con la impostación necesaria para hacernos sentir las peores personas en la tierra.

Cuántas veces desearíamos ponerlos un ratito en nuestra piel para que sientan como se nos congela la sangre y como un agrio sabor nos llena la boca con bronca y dolor que sólo enrojece nuestras mejillas de furia, cuántas veces hemos deseado volvernos y muchas veces lo hicimos a reprocharles en la cara su desconsideración, cuántas veces exigimos respeto, palabra cuyo contenido una gran parte de la humanidad desconoce…

A veces trato de entender a esa cabezas y creo que la posición de fundamentar ciertos actos a través del hecho de que es gracioso es absolutamente muy pobre, uno no puede andar por la vida riéndose de los otros, uno debe hacerlo con los otros y cuando las palabras que uno utiliza son herramientas de destrucción, de desvalorización de otro ser humano lo maravilloso que contiene la risa pierde su sentido más pleno…

Cuántas veces seguimos caminando con un dolor insoportable en el pecho, con la vergüenza de ser señalado como si uno debería estar encerrado, cuántas veces insultamos hasta el cansancio a esos detractores sin embargo nos quedamos con ese malestar de que ellos triunfaron en su cometido…

Sería bueno que todos nos respetáramos, sería fantástico ni siquiera tener que hablar de esto porque no sucede, sin embargo el mundo sigue su curso y la realidad por lo general nos azota con este tipo de situaciones, por ello ojalá que todos aquellos que se burlan de una persona “distinta” algún día descubran el espejo que los refleje de verdad, sinceramente yo no quisiera estar en esa piel…


Hasta la próxima semana y gracias por cada uno de sus comentarios, entre todos estamos creciendo… Los abrazo a tod@s...


Laura A. Pereyra - Yo la Más Gorda de Todas

Nota publicada el 4 de Septiembre de 2009

Ilustración: Pinterest

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