La Gorda del Espejo

De repente un día, como por sorpresa, apareció una gorda en mi espejo, cada vez que miraba en él, ella aparecía sonriente, yo le sonreía, no me gusta quedar mal con la gente, menos con desconocidos que me abren todos sus dientes con una bella sonrisa, así que por respeto y consideración reproducía la misma acción.

A veces le miraba los kilos de más que tenía y me preguntaba si yo estaría como ella, cómo se sentiría cargar con ese peso y si estaba cómoda con esa ropa un tanto ajustada…



La gorda que estaba en frente de mí me observaba con cierta cara de asombro, como curioseando quién era, a veces se tocaba la panza cuando yo lo hacía, pero ella era mucho más gorda que yo, entonces me quedaba un poco más tranquila, no hay como la sensación de comparación en donde uno siente que sale beneficiada.

Con el tiempo nos fuimos haciendo amigas, de un modo especial, vestíamos lo mismo, hasta nuestras palabras verbalizadas se correspondían,  así empecé a darme cuenta que yo era más parecida de lo que creía a la que estaba en el espejo…

Un buen día la reconocí, después de mirarla tanto, descubrí que, la que estaba del otro lado increpándome con sus ojos, era yo. La gorda que me mostraba el espejo y yo éramos la misma. Me llevó un largo tiempo descubrir y aceptar la gorda que habita en mi ser y en mi cuerpo…

Asumir a la gorda, aprender a quererla, enseñar a amarme y descubrir la propia belleza que habita en mí, con kilos incluidos, fue un verdadero desafío con el que trabajo diariamente y cuando mi yo completo, gorda incluida, estamos en paz con lo que somos, las luchas se pueden batallar con mayor alegría…

Laura A. Pereyra - Yo la Más Gorda de Todas

Nota publicada el 15 de Diciembre de 2009

Foto: LAP

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