La deshumanización del límite

Los programas que tratan la problemática de la obesidad son muchos en distintas partes del mundo, todos tienen el mismo objetivo que las personas bajen su peso, aprendan a comer, adquieran buenos hábitos para mejorar su calidad de vida y por supuesto en todos ellos suele haber algún tipo de extra a nivel monetario como premio final u operaciones gástricas que solucionen “definitivamente” el problema de la obesidad.


Uno puede o no compartir este tipo de programas, creo que muchos de ellos en muchas partes tienen una fase educativa que es interesante y que puede ayudar a muchos a tomar conciencia y desde ese lugar son absolutamente respetables.


Sin embargo en la observación que uno tiene de muchos programas es que los mismos se han deformado respecto a sus intenciones y como hoy, comemos y consumimos una televisión muy border, este tipo de programación ha caído en la trampa de llevar sus contenidos al extremo, lo que implica exponer a las personas a situaciones, según mi humilde opinión, lamentables y poco felices.


Cuando los objetivos de sumar salud a la vida se buscan a través de ventilar cuestiones privadas, escarbando lo más sucio que se pueda encontrar, agrediendo al otro porque no asume las reglas, olvidando que ser una persona obesa es ser un enfermo y muchas veces las situaciones se tornan inmanejables, cuando se expone a las personas al ridículo, cuando los retos son más grandes que las enseñanzas y cuando el morbo sólo genera más espectadores subiendo el rating, mientras se regodean en los males ajenos, creo que hay algo que se está comunicando de modo inadecuado y el objetivo final pierde sentido.


Sinceramente me sorprendió ver días atrás que exponían a un grupo de personas obesas a deportes extremos, se los ponía en una cinta caminadora, al lado de una pileta a la que se le prendía fuego y la meta era poder caminar rápido y correr antes de caer en el agua con fuego. Obviamente que este tipo de pruebas, imagino yo, son controladas por especialistas en el tema y hay personal que resguarda la vida de estas personas, sin embargo no puedo dejar de manifestar que a simple vista me causó escozor, por el morbo que implicaba el ejercicio, porque ayudar a bajar de peso a las personas no debería tener que implicar situaciones como éstas y por más que haya una aceptación de ellas a realizar estas actividades, creo que hacer cualquier cosa en post del show televisivo no debería ser una norma que la veamos como natural, muchos menos los involucrados en primera persona.


Mi pregunta es dónde están los límites, hasta dónde es válido intentar bajar de peso a través de una exposición descarnada y, a mi ver, cruel, hasta dónde se debe mostrar la vida, los sentimientos, las angustias, mientras más sean mucho mejor para el show, hasta dónde hay que revelarse vulnerables para rendir a los números de un canal.


Sinceramente creo que los objetivos primigenios del programa se pierden, se evaporan en el maremagnum de problemas que poco tienen que ver con la comida o los comportamientos frente a ésta.  La gimnasia de la lengua se vuelve la más interesante y los cuerpos parecen seguir esperando por la fórmula que los sane y los saque de la caja en la que aparecen, donde todo parece permitirse, menos las actitudes realmente que sanan a los seres humanos.

Laura A. Pereyra - Yo la Más Gorda de Todas

Nota publicada el 25 de Mayo de 2011

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Aclaración de la autora: Los textos que aquí se encuentran son parte del pensamiento de una época de mi vida. Como todas las personas evolucionamos y no todo lo escrito en su momento es parte de mi pensar en la actualidad, sin embargo este blog muestra el crecimiento de mi persona y mi pensar respecto a la temática eje del blog.