Entre bocado y bocado, la vida

“La Argentina es todavía el país que más disfruta de la comida casera, servida en la mesa familiar”, así lo manifestó una investigación del año 2010 donde de 3500 entrevistas a mayores de 18 años en los Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, México, Rusia y la Argentina, los resultados marcaron que en Argentina, el 94 por ciento de la gente considera que compartir las comidas es una faceta importante de la vida. El promedio mundial, en cambio, es de un 79 por ciento, más light y menos "familiero".*



La Argentina es uno de los países donde más días la familia se reúne en torno a la mesa y eso es compartir. Creo que es de vital importancia que podamos comer con la familia, porque allí el acto de alimentarse cobra una dimensión de mayor importancia y eso implica que mientras uno saborea los alimentos también los comparte con los otros, no es lo mismo cocinar para una persona que para un grupo familiar que darán muestras del placer que les produce la comida y todo lo que de la misma deriva.

Y cuando me refiero a lo que sucede cuando comemos, con nuestros seres queridos, me refiero a que la química de los alimentos se conjuga con la de las personas que se sientan en la mesa; el intercambio de miradas, los sonidos de la degustación, las charlas que surgen sencillamente por ese toque distinto, sabroso o extraño que tiene un plato y todas las derivaciones sencillas que surgen y que alimentan básicamente el cuerpo y el alma.

Mi abuela cocinó hasta que el olvidó se impregnó en su vida y hasta esos últimos momentos de lucidez ella cocinaba con un amor inconmensurable, porque ella creía fervientemente que lo que mejor podía dar a los otros era la profundidad de sus alimentos, cocinados a fuego lento, incorporando especies que hacían exaltar los aromas y sabores, conociendo cada verdura o tipo de carne para que tuviera su protagonismo en la presentación de la mesa…

Y ella curaba el alma, quitaba las penas, hacía borrar las lágrimas,  sacaba sonrisas, y esperaba a diario la respuesta de nuestras miradas y nuestros comentarios para sentir que su día había sido bueno, yo no comprendí esa espera hasta el momento en que aprendí a cocinar y cada vez que preparo una receta casera, espero con ansias palabras que me conforten y que impliquen la satisfacción de los otros…

Es fundamental apartar ese tiempo para comer con la familia, porque esos instantes son inolvidables, porque comemos con conciencia, porque no nos atragantamos, sino que posamos los cubiertos, disfrutamos de los sonidos de las palabras, nos sorprendemos con las noticias, aprendemos de la vida entre bocado y bocado…

Por eso no dejes de buscar el tiempo para cocinar rico, casero y saludable y compartilo con quienes más querés, creo que uno siempre sale más nutrido si come con las raíces de su vida…

Diario La Nación http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1043037


Laura A. Pereyra - Yo la Más Gorda de Todas

Nota publicada el 12 de Febrero de 2011

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Aclaración de la autora: Los textos que aquí se encuentran son parte del pensamiento de una época de mi vida. Como todas las personas evolucionamos y no todo lo escrito en su momento es parte de mi pensar en la actualidad, sin embargo este blog muestra el crecimiento de mi persona y mi pensar respecto a la temática eje del blog.