Amar tu lado "no instagrameable"

Tengo 46 años, nunca hice hincapié tanto en mi edad, como este año, no porque sea un problema, al contrario porque sé lo que quiero y porque llego a este momento de mi vida con un par de certezas, con algunas inseguridades, pero sabiendo que el camino elegido y pensado es el que instinto me indica.



En las últimas horas observé por redes el bullying que se le hizo a Wanda Nara, una mujer famosa en sus redes sociales y que por mostrar su cuerpo como es, sin filtros, sin poses, sin una producción detrás, fue absolutamente ofendida, maltratada, burlada y podríamos seguir.

La respuesta de esta mujer fue muy real, habló de que obviamente muestra lo “instagrameable”, e invitó a las mujeres a comer más pizza y a amarse más. 

Por otro lado me llega un video de Emma Thompson, que comparto porque tanta lucidez hay que visibilizar y precisamente se refiere a lo que nos sometemos las mujeres, básicamente entregamos tiempo, pasión y nuestra misión de vida a odiar nuestros cuerpos, a estar en una eterna insatisfacción de quienes somos y del envase en el que vivimos.


Me quedé pensando acerca de lo que a diario consumimos, escuchamos, de lo que decimos.

No se le perdona a una Wanda Nara una foto de quién es, básicamente porque ella se encarga de taparse tras filtros y si bien todo el mundo sabe que hay una naturalización de los mismos a la hora de mostrarse, cuando la persona sale en su absoluta humanidad, se la juzga, se la critica y se va contra el cuerpo, pareciera haber un morbo grande y un disfrute de vapulear al otro por quién es, no se perdona la celulitis, las ojeras, las tetas caídas, menos una panza, sobre todo eso, tener panza es el pecado capital.

Ojalá llegue el día en que aprendamos a disfrutar de lo que somos, que no seamos esclavos de filtros, poses, que abracemos más nuestro lado oscuro, ese que no nos atrevemos a mostrar y que es parte del todo, que permite que brillemos y ser en absoluta sintonía.

Con estos 46 años que transito sólo me deseo, cada día, más amor, que pueda verme al espejo y dedicarme una sonrisa, una palabra bonita, que más allá de lo que escucho cotidianamente que me enoja pueda despabilarme y reconocer que este cuerpo que habito es perfecto, sabio, bello, que no encajar en moldes sistematizados está bien, simplemente uno debe hacer valer su propia norma, su estilo, su ser…

Y sobre todo le deseo a los que vienen, a niñas, niños y niñes, a los más jóvenes que rompan con las imposiciones de habitar cuerpos que no tienen, para ser felices con todo el universo que trajeron a esta vida…

Acabemos con la insatisfacción, amemos más al ser que nos mira desde el espejo.

Laura A. Pereyra - Yo la Más Gorda de Todas

Nota publicada el 27 de julio del 2022

Foto: LAP

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